Laguna Verde

Descubre Lanzarote en 5 días: Timanfaya, volcanes y playas salvajes

 

Lanzarote, la isla cuyo perfil ha mutado al ritmo de los volcanes que la levantaron sobre el océano Atlántico, es un paraíso para los sentidos. No es territorio de sol, tumbona y playa. Es un lugar mágico sacado de las entrañas del fuego cuyo paisaje lunar, compuesto de mares de lava petrificada, es sólo la seña de identidad entre infinitos matices. ¿Te animas a visitar el activo Parque Nacional de Timanfaya? ¿Quieres conocer el embrujo de La Cueva de Los Verdes y de la playa del Papagayo? ¡Acompáñame!

En sus limitados 800 kms cuadrados, Lanzarote reúne un abanico de atracciones variopintas que aniquilarán cualquier atisbo de sopor. Sus playas salvajes y ventosas (como la de Famara) se intercalan con agradables pueblos marineros de luminoso blanco tales como Teguise y Yaiza, dejando por el camino terrenos inhóspitos salpicados de cráteres, cuevas volcánicas, pequeñas granjas, cactus, algunos que otros camellos y la mano del artista César Manrique, moldeador de algunas de las joyas ‘conejeras’.

La accesibilidad de la mayoría de los rincones y las reducidas dimensiones de la isla permiten conocer las grandes atracciones turísticas en poco menos de una semana, siempre que tengamos a nuestra disposición un coche de alquiler. Del 10 al 1, os dejo algunos de los lugares imperdibles de la “isla de los volcanes”. ¡Que los disfrutéis!.

10. Pueblos de pescadores: Arrieta y Punta Mujeres

La costa noreste de la isla está salpicada de pequeñas villas de pescadores que apenas alcanzan los mil habitantes y que merecen ser visitados. Todos ellos con sus peculiaridades pero con el patrón común de sus casas blancas al filo de las rocas color petróleo sobre las que azotan las olas cuando la marea está más alta, las barcas diseminadas sin orden ni concierto a la espera de que el viento no se cobre un festín con ellas, y los restaurantes que nos permiten degustar los exquisitos pescados frescos locales como la Cherna o la Vieja.

Partiendo desde la pintoresca casa bicolor frente al mar de Arrieta podemos dar un agradable garbeo por un paseo marítimo que le comunica con la vecina población de Punta Mujeres, mientras vemos a un lado la violencia de las aguas del Atlántico y al otro el blanco de las viviendas fundiéndose con el negro en lontananza. Hasta podremos darnos un baño en sus coquetas piscinas naturales.

Piscina natural Punta Mujeres Lanzarote

9. La Geria y sus vinos

Este valle de 52 kms cuadrados situado en la zona central presenta uno de los paisajes más desgarradores de Lanzarote. El recorrido en coche por la LZ-30 que comunica Yaiza con Teguise se convierte en una sucesión de estampas espectaculares, comenzando por el mar de lava que atenaza a la carretera en las proximidades del Parque Nacional de Timanfaya y continuando por el aroma a color y vida que nos transmiten las vides incrustadas en la todavía negra tierra.

Más de 10.000 agujeros protegidos por piedras para minimizar el impacto del viento, y cubiertos con ceniza volcánica que absorbe el rocío de la noche y mantiene la humedad necesaria en una isla en la que llueve de media apenas 16 días al año, aportan un tono verde de fertilidad a nuestra mirada entre volcán y volcán mientras dejamos de lado a numerosas bodegas en las que se puede probar el dulce y aromático Malvasía.

La Geria Lanzarote

8. La isla de la Graciosa desde el Mirador del Río

A medida que abandonamos la extrema aridez en ruta desde el sur hacia el norte vamos observando un abanico de colores que cautiva a la vista. El intenso tono azabache por la lava solidificada se va intercalando con un granate por el proceso oxidativo de las rocas, adquiriendo los matices verdes de La Geria hasta la aparición en progresión de pequeños arbustos en perfecta formación y en sincronía con el liquen de las rocas y el intenso rojo proporcionado por la flora local.

La serpenteante carretera que atraviesa el Valle de las Mil Palmeras donde se asienta el pueblo de Haría, célebre por acaparar gran parte de los árboles de este desértico territorio, servirá de preludio para alcanzar la sensacional vista de pájaro de La Graciosa. Por 4,5 € podemos acceder al Mirador del Río, diseñado por el célebre artista conejero César Manrique en forma de cueva y con una gran terraza que literalmente cuelga de un precipicio. Tomarte una Dorada viendo el perfil cortado de la montaña y el blanco las tierras de La Graciosa, en contraste con el azul del cielo y el mar, no tienen precio.

Vistas de la isla de La Graciosa desde El Miradore del Río

7. Cueva de Los Verdes y Jameos del Agua

El río de lava brotado por la erupción del Volcán de la Corona hace 5.000 años dejó en su sendero de destrucción hacia el mar un regalo maravilloso: casi 7 kms de un túnel subterráneo transitable parcialmente. Llamada Cueva de Los Verdes no por su color sino por el apellido de la familia de los que fueron propietarios durante siglos, refugio para la población local ante las embestidas de los piratas del norte de África, nos encontramos con toda una experiencia de luz y sonido en las mismas entrañas de la tierra.

El recorrido de un km se compone de varios niveles verticales que, plagados de recovecos, nos presentan innumerables formaciones rocosas abrillantadas por la colorista luz y siempre con un microclima ideal gracias las corrientes de aire. El colofón del espectáculo de magia final -su secreto no debe desvelarse nunca- permite al visitante marcharse con un inmejorable sabor de boca camino de los Jameos del Agua, una gruta de 62 metros de largo por 19 de ancho y 21 de largo en la que hay un lago de agua salada que fluctúa con las mareas y donde podemos descubrir a los minúsculos cangrejos ciegos. Autóctonos de Lanzarote, albinos y sin vista porque durante su evolución jamás han requerido de la luz del sol, los Jameos son una oportunidad única para conocer a una especie animal única.

Cuevas de los Verdes Lanzarote

 

6. Charco de San Ginés en Arrecife

Arrecife no dejaría de ser una capital como tantas otras, palpitante por el bullir de vecinos y turistas por sus calles comerciales, desordenada en su diseño urbanístico y con sus variopintos bloques de apartamentos, si no fuera por el charco de agua marina que se introduce en la ciudad y que confiere una estructura pintoresca al casco histórico. Es de obligado cumplimiento un relajante paseo por el paseo marítimo y tomar aire en alguna de las numerosas terrazas viendo tan estupenda panorámica, compuesta por un pelotón de decenas de pequeñas embarcaciones repartidas por la laguna y de fondo las casas de pescadores uniformemente levantadas, de pared blanca y detalles azules. La luminosidad de las aguas con el reflejo del cielo, los rayos de sol y la sombra de las casas es toda una experiencia para la vista.

Charco de San Ginés Arrecife

 

5. Caleta de Famara: acantilados sin fin

Uno de los más bellos atardeceres que podemos presenciar en Lanzarote lo encontramos en el norte, en la línea de costa conformada por el pequeño pueblo de Famara, su salvaje playa de 3 kms y los acantilados de 400 metros de altitud formados en 1824 durante la última erupción volcánica. Las aguas a menudo turbulentas sólo aptas para los amantes del surf y el fuerte viento no suelen invitan a un baño tranquilo, pero en tal caso no sería una tarde perdida ni mucho menos; pasear por la orilla viendo como los últimos rayos de sol tiñen de naranja el escarpado macizo de Famara, transitar por las calles aún sin asfaltar mientras contamos las barcas aparcadas en las puertas de las casas como si de motos se tratara y cenar un pescado de la zona en alguno de los pequeños restaurantes a pie de mar, son alicientes a tener en cuenta.

Caleta de Famara Lanzarote

4. Timanfaya: Donde el fuego marca el territorio

Una terrible erupción de 1730 enterró a nueve pueblos y durante seis años escupió lava hasta cambiar la fisonomía de una cuarta parte de la isla. Los interminables mares de lava solidificada, las siluetas abruptas de los volcanes cortados y la ausencia absoluta de vegetación de este territorio hostil se han convertido en el gran referente turístico de Lanzarote y, como tal, se hacen todos los esfuerzos posibles para salvaguardar a la gallina de los huevos de oro.

Una vez se accede al Parque Nacional hay que aparcar el coche y tomar un autobús que con increíble pericia mueve a los visitantes por una estrecha carretera a pie de precipicio descubriendo la amalgama de colores y cráteres que salta a la vista. El espectáculo se completa con los géiseres y la combinación de furgo y humo que sale desde unos pocos metros más abajo y que demuestra que la actividad geológica en el corazón de esta tierra no concede una tregua.

Parque Nacional de Timnfaya, Montañas de Fuego

 

3. La impresionante playa del Papagayo

A sólo 10 minutos en coche de la megaturística Playa Blanca se encuentra el conjunto de calas del Área Protegida de Los Ajaches. Esta zona virgen de acceso de pago, carretera sin asfaltar y carente de servicios hoteleros presenta una belleza espectacular, conformada por las aguas verdosas en conjunción con la fina arena blanca de las playas. La más famosa por méritos propios es la del Papagayo, que con forma de concha está incrustada entre grandes formaciones rocosas resguardándola de los vientos habituales de la isla. Merece la pena darse una vuelta por los macizos desde los cuales se divisa la salvaje estructura de la cala y lo desértico e irregular del paisaje, antes de bajar a pie de playa y darse un buen baño en el que con suerte estaremos acompañados por peces.

Playa del Papagayo Lanzarote

 

2. Los Hervideros, cuando el mar grita

La estrecha carretera que vertebra el suroeste de Lanzarote nos reserva algunas de las más bellas estampas de las vacaciones. Una breve parada al atardecer frente a los 440.000 metros cuadrados de las Salinas de Janubio, activas desde el siglo XIX, sirve de anticipo a Los Hervideros. El rápido enfriamiento del magma tras la erupción volcánica dos siglos atrás y el violento golpeo de las olas han moldeado un accidentado perfil, repleto de cavidades por las que se cuelan las olas cuyo golpeo propicia que haya un burbujeo que emana hasta la superficie. Un camino perfectamente acotado nos permite presenciar de forma segura este fenómeno mientras podemos deleitarnos con el impiedoso azote del mar sobre las caprichosas formas de lava petrificada.

Los Hervideros Lanzarote

1. El Charco de los Clicos: un arco iris volcánico

A escasa distancia en coche de Los Hervidores y justo en las estribaciones del pueblo marinero de El Golfo nos podemos deleitar con un espectáculo visual que difícilmente podremos presenciar en cualquier otro lugar del mundo. El Charco de los Clicos es una laguna de aguas verdes por la acción de unas algas que se alojan en sus dos metros de profundidad y que se asienta sobre un antiguo cráter. El abanico de colores que se vislumbra desde el mirador nos lleva del negro-ocre de la montaña anexa, al verde de la laguna, hasta el negro de la arena de la playa del Golfo y acabando con el azul del mar que parece deseoso de colaborar en tan impresionante escena. Todo ello en un golpe de vista. Recomendable un paseo hasta la playa por el camino de rojiza arcilla para descubrir cada ángulo de un paisaje irrepetible.

Laguna verde en El Golfo

Lago de los Clicos o Laguna verde, todo un efecto óptico

Datos de interés:

 

¿Cuándo ir a Lanzarote?

El suave clima canario permite hacer turismo en cualquier época del año. Conviene sin embargo evitar los meses centrales del verano porque, aunque la temperatura no suele alcanzar los 30 grados, la sensación térmica puede ser de bochorno en aquella isla pelada. Pero sobre todo por las incomodidades que generan las hordas de turistas. Los meses que comprenden desde marzo a junio (excluyendo Semana Santa) y septiembre a noviembre son óptimos para darnos un capricho volcánico.

¿Cómo moverte? ¿Es necesario alquilar un coche?

Como en casi cualquier isla, es una obligación reservar un coche si quieres conocer en detalle las principales atracciones. En una hora te recorres la isla de punta a punta. Si prefieres disfrutar de la playa en las cercanías de tu hotel y sólo quieres dedicar un par de días a conocer algunas de las bellezas repartidas por la isla, siempre puedes contratar excursiones en cualquier agencia de las muchas existentes en los núcleos turísticos. O hacerlo online en webs como ésta.

El Diablo del Timanfaya

¿Hotel en Puerto del Carmen o en Playa Blanca?

Lanzarote es ya una potencia turística que puede presumir de un sinfín de servicios hoteleros. Los dos grandes núcleos se concentran en Playa Blanca, al sur de la isla, y en Puerto del Carmen, al este. El primero está más recogido y es mucho más tranquilo. El segundo suele estar más masificado porque ofrece mayor volumen de actividades de ocio y la capital queda a tiro de piedra. Ambos pueblos están comunicados con el aeropuerto por autobús. Si quieres reposar a última hora mezclándote con los ‘conejeros’ de pura cepa, quédate en algún pueblo del interior como Teguise o Yaiza, pero ten en cuenta que por la noche no vas a encontrar mucha opción para tomarte una cerveza…

¿Qué podemos ver gratis en Lanzarote?

El Cabildo de Lanzarote ofrece bonos descuento cuando se visitan a partir de tres atracciones.  Las Montañas del Fuego, La Cueva de los Verdes y Los Jameos del Agua son imprescindibles. La vista de la isla de La Graciosa desde el Mirador del Río no hay que perdérsela, pero si vas muy rápido o no te puedes permitir pagar unos euros de más, si vas por una senda que discurre por el lateral tendrás una vista parecida aunque no tan placentera.

 

Playa Papagayo, Lanzarote


Espero que te haya gustado este artículo sobre qué ver Lanzarote en 5 días. ¿Estás de acuerdo conmigo en que, probablemente y con el permiso de La Palma, es la isla más espectacular de las Canarias? ¿Aportarías alguna otra atracción que no haya tenido en cuenta en el decálogo? Puedes dejar tus comentarios un poco más abajo.

1Comment
  • Jennifer
    Posted at 16:40h, 18 agosto Responder

    Me voy a visitar lanzarote y pienso apoyarme en tu blog. Muchas gracias

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