Vistas del lago del Moncayo

11 cosas que ver y hacer en el Moncayo. Ruta y pueblos de leyenda

Quién no ha oído hablar del Moncayo, el techo del Sistema Ibérico. Montaña de nieves y leyendas. Un paraje natural de fantasía para hacer senderismo. Rodeado por pequeños pueblos misteriosos, hasta malditos. De la esplendorosa Tarazona. Pintorescas cuevas. Castillos que en la Edad Media fueron fruto de contienda entre los reinos de España. ¿Quieres saber qué ver en el Moncayo y alrededores? ¡No te lo pierdas!

Dice la leyenda que el gigante Hércules, harto ya de los robos del gigante Caco, inició una lucha colosal que sacudía la tierra como si de un terremoto se tratase. Hércules ganó tras aplastar a Caco con una inmensa piedra. Esa piedra es el Moncayo. Nada más y nada menos que 2314 metros de mole que atesora una diversidad de ecosistemas, desde zonas muy secas a exuberantes hayedos y pinares, que albergan una nutrida fauna como jabalíes, corzos, zorros o águilas reales.

Los cambios en la vegetación relacionados con la altura son extremadamente bruscos, sobre todo entre los 800 y 1.000 metros, donde llegan a confluir especies de la Europa mediterránea y boreal. También es interesante diferenciar las vertientes del Moncayo: la norte, más fría, húmeda y con una vegetación más densa que la sur. Hacia Soria se deja caer mucho más abruptamente y parece, en el horizonte, una gran montaña aislada dominando el territorio que se conoce como tierrágreda y se rodea de paisajes cerealistas. De ahí el dicho soriano: “Moncayo ladrón, manas en Castilla y riegas en Aragón”.

En este post os propongo las mejores rutas de senderismo para recorrer el Parque Natural del Moncayo, situado íntegramente en Aragón pero lindando con Castilla y León. Pero para que experimentes una escapada perfecta, podrás anotarte una lista de pueblos y parajes naturales en los alrededores, tanto en la provincia de Zaragoza como en la de Soria, de parada obligatoria. Contemplaremos brujas, castillos dentro de cuevas, una sima misteriosa. La fantástica Tarazona, tan desconocida por el gran público. Pero siembre bajo el imponente cobijo de la montaña mágica.

Cómo acceder al Parque Natural del Moncayo

El Parque Natural del Moncayo se extiende a lo largo de 11.000 hectáreas. Existen varios Centros de Interpretación que facilitan información acerca de la fauna y la flora que nos podemos encontrar en nuestra ascensión al techo de la cordillera. El más turístico se ubica en Agramonte, en la cara norte y a mitad de camino entre Tarazona y Ágreda. La maqueta del Moncayo que expone nos sirve para obtener una perspectiva más completa de la zona. Dispone de una curiosa cabina en la que podremos familiarizarnos con el canto de aves que luego podremos identificar.

En la vertiente este tenemos a disposición el Centro de Visitantes de Añón de Moncayo, que, aparte de proyectar un documental acerca de los valores naturales del paraje, nos presenta una muestra de aperos y herramientas para la agricultura, ganadería, caza y pesca que han influido en la modelación del entorno. Al sur y ya en otra comarca (Aranda), más despoblada y menos turística, se ha habilitado un Centro de Visitantes en la población de Calcena, con un enfoque local a un área del parque natural repleto de cuevas y minerales, bosques de carrascas, rapaces y jabalíes.

Rutas de senderismo recomendadas en el Moncayo

A lo largo del parque hay diversas senderos señalizados que como norma general son asequibles fuera de la temporada invernal y en condiciones climatológicas benignas. Ahora bien, con los rigores del invierno la montaña se llena de nieve y convierte en peligroso el tránsito por ciertos pasos elevados, con riesgos de caída e incluso aludes. Si viajas en la temporada más fría, infórmate previamente en los Centros de Visitantes.

Subida desde el Santuario de la Virgen de Moncayo

La ruta más popular parte desde el Santuario de la Virgen del Moncayo, situado a mitad de monte a 1620 metros de altitud y al que se puede acceder por la carretera del Centro de Visitantes de Agramonte. Tras aparcar el coche en las proximidades emprendemos una ruta de casi 10 kms que nos encamina por bosque de pino al Circo Glaciar de San Miguel, surgido fruto del proceso de erosión por la nieve acumulada durante la última glaciación, desde donde podremos contemplar toda la cara norte de la montaña..

Por desgracia quedan lejos aquellos tiempos en los que el Moncayo hacía gala del sentido de su propio nombre (“monte cano”). Las nieves perpetuas desaparecieron, pero esta ruta es igualmente encantadora en verano. Nos dirigimos hacia el pequeño Cerro de San Juan ya sin la compañía de la arboleda de la media montaña por un terreno agreste pero con sensacionales vistas del valle del Ebro. Tras superar el paso de La Escupidera, muy peligroso en invierno por la acumulación de hielo, llegaremos a nuestra meta en el mismísimo cielo.

 

Ruta del Hayedo del Moncayo

Desde la vertiente soriana tenemos acceso al precioso Hayedo del Moncayo. El hayedo es una de las singularidades de estas montañas, siendo de los más meridionales de Europa al necesitar unas determinadas condiciones de humedad, lo que incrementa su valor ecológico y la importancia de su conservación. Notaremos el frescor incluso con los rigores del verano y en otoño el verde mutará al ocre y amarillo, generando una estampa espectacular.

Tras superar el pueblo de Aldehuela de Ágreda podemos dejar el coche en un aparcamiento habilitado en las cercanías del paraje. Tomamos el sendero PRC-SO 79 y recorremos una senda de 8 kms ideal para toda la familia. Las dos porciones del hayedo, correspondientes a cada una de las regiones castellana y aragonesa, están perfectamente delimitadas por el barranco de Agramonte. Este encajonado barranco, es recorrido por aguas rápidas con pequeñas cascadas en las épocas más húmedas que deleitarán nuestros sentidos.

Monasterio de Veruela, la belleza de la sencillez

Una vez saboreadas las mieles del triunfo coronando el Moncayo, no conviene olvidar los tesoros que esconden las comarcas limítrofes. Iniciamos nuestra ruta por la zona zaragozana, de sur a norte, por el primer monasterio cisterciense de Aragón (siglo XII). Situado en las cercanías de Vera de Moncayo, unos de sus huéspedes más ilustres del monasterio de Veruela fueron los hermanos Bécquer. Gustavo Adolfo padecía una enfermedad pulmonar y le aconsejaron el aire puro del Moncayo para aliviarla. Y mientras, componía sus Cartas desde la Celda. «En nombre de los poetas y de los artistas, en nombre de los que enseñan y los que estudian, se prohíbe a la civilización que toque a uno solo de estos ladrillos con sus mano demoledora y prosaica».

Sorprende una muralla de un kilómetro dejando dentro del recinto todo lo que necesitaban los monjes: el agua, el molino y el huerto. La visita del monasterio transcurre por diferentes estancias, y va desde el claustro (s. XIV) hasta la iglesia abacial (s. XII-XIII), pasando por diferentes salas y dependencias, tales como la sala capitular, abacial, de los monjes, el refectorio, la cocina, la cilla, el lavabo o la despensa. Todo funcional, sencillo, para alcanzar la paz interior. También podemos rendir visita al Museo del Vino de la Denominación de Origen Campo Borja.

La parte barroca del Monasterio de Veruela se convertirá en breve en un Parador Nacional de Turismo.

Trasmoz, el pueblo maldito

Trasmoz es el único pueblo de España excomulgado y declarado maldito por la iglesia católica. No me digáis que, sólo por esto, los menos de cien habitantes del lugar merecen una visita. Fue allá en el siglo XIII cuando el monasterio de Veruela, que manejaba los designios católicos en la zona con mano de hierro, puso en la lista negra a esta villa por no acatar sus órdenes, bajo el pretexto de protagonizar aquelarres, ritos paganos y estar infestada de brujas.

En pleno siglo XXI, la excomunión sigue vigente así que en nuestro paseo por Trasmoz tal vez sintamos a alguna de esas malévolas brujas. Dicen que por las noches vaga el alma de La Tía Casca, una mujer que echaba mal de ojo a todo lo que se le pusiera por delante hasta que los vecinos cortaron por lo sano y la despeñaron por un barranco. Durante el tránsito por las calles del pueblo encontramos casas adornadas con muérdago y cruces en algunas fachadas, para espantar los malos farios. En lo alto de la colina divisamos el castillo de Trasmoz, cuya Torre del Homenaje es visitable y que fue comprado por el inventor de la fregona, Manuel Jalón.

El Día de Todos los Santos se celebra la Luz de las Ánimas, ritual por el cual se decoran calabazas y se llevan al cementerio. Y en julio se desarrolla la Feria de la Brujería que, presidida por una bruja de honor, presenta puestos callejeros, mercadillos esotéricos y actuaciones nocturnas. Y otra anécdota de este pueblo tan peculiar: el padre de Julio Iglesias, el conocido como ‘Papuchi’, permaneció secuestrado en una de sus viviendas. Cosas de brujas.

Castillo y pozo de Grisel

Grisel es un pequeño pueblo a 5 kms de Tarazona que gira en torno al castillo gótico (siglos XIV y XV), uno de los mejor conservados de esta época y que conserva todos los detalles medievales. Situado en el centro del pueblo al lado de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y de la plaza mayor, es una de los principales castillos que se jalonaban entre los poderosos reinos de Castilla y Aragón. Después de más de 20 años de trabajos de restauración abrió sus puertas como alojamiento rural.

A un km del núcleo urbano de Grisol y en medio de un campo de olivos encontramos un cráter en toda regla. El Pozo de los Aines es una gran sima de 30 metros de profundidad ocasionada por la circulación subterránea del agua, repleta de vegetación y con un microclima en torno a los 10 grados. Dice la leyenda que este gran agujero se creó cuando un morisco rico salió a trabajar en día santo y Dios, enfadado por el desafío, le hizo desaparecer bajo tierra junto a su familia y posesiones. Un dios francamente rencoroso…

Tarazona: catedral y judería en un pueblo medieval infravalorado

Tarazona es de esos pueblos fantásticos que pasan desapercibidos por las guías de viajes. Su casco histórico, declarado Conjunto Histórico Artístico en el año 1965, posee numerosos enclaves en los que se respira arte e historia, con ejemplos de arte mudéjar y un conjunto de edificios renacentistas entre los de mayor nivel de Aragón. Tras casi 30 años de restauración, la catedral de Santa María de la Huerta luce espectacular como en la Edad Media, allá cuando se fue construyendo a partir del siglo XII aunando diferentes estilos.

La capital del río Queiles desprende historia por cada callejuela, pero el éxtasis llega con la Judería. Su presencia en la ciudad se remonta a época visigoda e, incluso, al Bajo Imperio Romano, consolidándose bajo dominio musulmán. No podemos sino perdernos por cada estrecho callejón e ir descubriendo las plazas y pequeñas iglesias que la prueban, hasta desembocar en las casas colgadas que tanto nos recuerdan a Cuenca. Fueron construidas en el siglo XV aprovechando el pasillo de la antigua muralla defensiva.

La original fachada renacentista del Ayuntamiento y sus figuras mitológicas, la iglesia de Santa Magdalena con su torre mudéjar que es la referencia visual de la localidad y la curiosa Plaza de Toros Vieja, de planta octogonal y que está conformada por 32 viviendas -sí, viviendas-, son otras paradas obligatorias en una Tarazona que tiene en su calendario varias fechas marcadas. En especial el 27 de agosto, cuando el Cipotegato -un joven de la localidad elegido al azar- es vestido de arlequín para resultar masacrado por una lluvia de tomates, dando por comenzadas las fiestas patronales.

Vía Verde del Tarazonica: un carril bici por la antigua vía del tren

Los amantes de la bicicleta están de enhorabuena, también los senderistas que buscan un recorrido más asequible que de la montaña. La Vía Verde del Tarazonica es una ruta de 22 km, que une Tarazona y Tudela, el Moncayo y el Ebro, por este antiguo camino de ferrocarril, inaugurado en 1885 y operativo hasta 1972. En el camino hacia Navarra se dejan atrás huertas, frutales, densas arboledas, fantásticas vistas del valle y de la vega del río Queiles, un pueblo fantasma, edificios ferroviarios antiguos… Y, naturalmente, las vistas del Moncayo, siempre presente.

El Buste: los mejores miradores de la comarca de Tarazona

El Buste es una diminuta aldea al este de Tarazona muy apreciada por aficionados a la escalada y el parapente, que siguió en pie gracias a un milagro. Corría el año 1972 cuando dos aviones del ejercito estadounidense se estamparon contra la cresta del puntal de San Roque que guarece al pueblo, ocasionando una lluvia de restos en llamas que prendieron varias de las viviendas. Sólo la pericia de sus habitantes evitó una tragedia mayor.

Esta historia permanece impregnada en las esencias de un pueblo rodeado de paisajes espectaculares que posee los mejores miradores de la comarca. El Balcón de El Buste y la ermita de San Roque, situadas a las afueras, nos regalan unas vistas privilegiadas de todo el valle del Queiles, desde Tarazona hasta Tudela, la sierra del Moncayo y la ribera del Ebro. Puntos únicos desde los cuales pueden verse cuatro comunidades: Castilla y León, Aragón, La Rioja y Navarra.

Los Fayos, el pueblo de las cuevas

A sólo 7 kms de Tarazona encontramos posiblemente el lugar más pintoresco de la comarca. El pueblo de Los Fayos está situado al abrigo de una elevada pared rocosa en la margen izquierda del río Queiles, creando una estampa preciosa en los atardeceres cuando los últimos rayos de sol se reflejan sobre los uniformes tejados de las casas y en la mole pedregosa que tiene a sus espaldas. El recién inaugurado Centro de Visitantes puede servirnos de punto partida para conocer un entorno ideal para Batman.

La gran pared está horadada en sus conglomerados de areniscas por diversas cuevas a las que podemos acceder por pasarelas o escaleras y contemplar el pueblo a vista de pájaro. La cueva del Caco es la más grande de todas ellas y albergó en su interior un castillo medieval del que aún quedan algunos restos, que fue empleado para vigilar a los enemigos en un enclave fronterizo entre antiguos reinos. Si cupo un castillo, por supuesto que también lo hizo una ermita. La ermita de San Benito se excavó en la roca de forma que sólo la fachada es visible desde el exterior.

Nacedero del río Queiles, manantial mágico

Abandonamos la provincia de Zaragora para adentrarnos en Soria. Hacemos la primera parada en la diminuta localidad de Vozmediano, desde la cual y a través de un agradable paseo en paralelo al río Queiles llegamos al segundo manantial más caudaloso de Europa. El río mana en una cavidad situada a 1.000 metros de altitud sobre la falda septentrional del Moncayo. Lo que convierte en especial a este nacimiento es el sentido ascendente y la fuerza con la que el agua sale disparada hacia el exterior. Los más 1.500 litros que brotan por segundo son todo un espectáculo visual y acústico.

A lo largo del km de paseo (ida y vuelta) escucharemos el estruendo de semejante caudal, incluso en el verano, mientras respiramos aire puro entre pinos, robles, encinas y chopos. Contemplaremos a la salida del pueblo y en lo alto de una roca el castillo de Vozmediano, una fortaleza del siglo XV en no buen estado de conservación pero desde el cual las vistas son majestuosas, y que en la actualidad alberga el cementerio municipal. Es de libre acceso, pero tendrás que pedir las llaves en la casa de al lado 😉

 

Ágreda, la Villa de las Tres Culturas

Situada en el extremo derecho de la provincia de Soria pero lindando con las comunidades autónomas de Aragón y La Rioja, Ágreda es conocida como la Villa de las Tres Culturas. Tras la Reconquista y hasta que los Reyes Católicos decretaron la expulsión de los judíos en 1492, convivieron las culturas árabe, judía y cristiana, dejando testimonios artísticos y arquitectónicos con recintos amurallados bien diferenciados a lo largo de la urbanización histórica en las laderas del río Queiles.

Las calles salpicadas de templos y conventos del XVII, torreones medievales, construcciones populares y casas solariegas, convierten a Ágreda en el pueblo más monumental de la zona. Podemos destacar la románica Iglesia de Nuestra Señora de la Peña (1193), uno de los escasos ejemplos de templo románico con doble nave, y la gótica iglesia de San Miguel (s.XVI), donde brilla una joya del estilo plateresco como el retablo de San Miguel Arcángel. Sin olvidarnos del jardín renacentista del Palacio de los Castejones (siglo XVI).

No conviene perderse el parque de La Dehesa, un emplazamiento verde que presenta la mayor alineación de castaños de indias de Europa y una pradera salpicada de lagunas conocidas como los ojillos, que no son otra cosa que apariciones y desapariciones del río Val. La habilitación de merenderos y columpios otorgan un carácter muy familiar a un paraje perfecto para pasar una mañana soleada.

 

Cueva de Ágreda, puerta de acceso al Moncayo desde Soria

Desde Ágreda pero esta vez hacia el sur, a 20 kms, alcanzamos el pequeño pueblo de Cueva de Ágreda. El nombre viene dado por la caverna repleta de estalactitas y estalagmitas a la que se llega por las empinadas callejuelas de la localidad, y en cuyo interior habita una colonia de murciélagos. La cueva no es visitable, precisamente para salvaguardar a este animal protegido; pero es recomendable la visita del Centro de Interpretación situado frente al ayuntamiento.

La proximidad al Moncayo y su ubicación en el Valle del Araviana, donde se encuentra un complejo kárstico lleno de cuevas y dolinas, multiplican las posibilidades para hacer rutas de senderismo desde Cueva de Ágreda. Una facilita para toda la familia: la que que nos lleva al paraje de La Dehesa y su bosque de robles centenarios, situado a apenas 3 kms del casco urbano. Y otra más exigente: ascender al Moncayo a través del barranco del Coladillo, donde podemos apreciar restos de aviones estrellados contra el pico (7 kms).

Mapa para visitar el Moncayo y alrededores

Espero que te haya gustado esta recopilación de cosas que ver y hacer en el Moncayo y alrededores. ¿Has tocado cima alguna vez? ¿Qué pueblo o paraje natural te ha enamorado más? Nos encantaría leerte en los comentarios. Y si quieres dar a conocer esta preciosa zona a tus contactos, no dudes en emplear tus redes sociales.

¡Hasta la próxima!

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